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Los procuradores son profesionales del derecho que se especializan en representar a sus clientes en los juzgados y tribunales. Dentro de su marco estatutario, el procurador coopera con la justicia pública y actúa como enlace jurídico oficial entre los tribunales y los ciudadanos involucrados, acortando técnicamente los trámites que describen la conducción de las comunicaciones procesales: solicitudes, avisos, emplazamientos y convocatorias. Debido a esto último, el Código Procesal Civil y Penal prevé la obligación de contratar un procurador para comparecer ante los tribunales en los casos jurídicos más complejos.
Funciones de los Procuradores:
Además de representar a los clientes y cooperar con el poder judicial, agilizar las comunicaciones procesales (solicitudes, notificaciones, citaciones y emplazamientos), cumplen funciones esenciales en las denominadas vías de apremio jurisdiccional, que facilitan la realización de los procedimientos necesarios para hacer cumplir las decisiones judiciales (órdenes y sentencias de jueces y magistrados, sentencias y órdenes de secretario judicial). También cerrar y ejecutar de manera especial los bienes destinados a la ejecución de las decisiones judiciales.
A los efectos últimos, los procuradores de los tribunales es experto en la ejecución de los actos jurídicos necesarios para ello, tales como finalización de impuestos (acciones judiciales escritas, impuestos y tasas judiciales), inscripción en registros públicos (propiedad, comercio, mobiliario, civil, patente, etc.), depósito y extinción de dominio, emisión, retiro y reorganización de títulos o publicaciones.
En España, los procuradores de los tribunales son licenciados en derecho que representan procesalmente a las partes en los litigios en los juzgados y tribunales y tramitan las decisiones de ejecución de las citadas autoridades competentes.
Son responsables de representar a sus clientes en la corte, recibiendo la mayor cantidad de avisos posibles en su nombre para continuar con los procedimientos. De esta forma, se simplifica el desarrollo del proceso de juicio, evitando la necesidad de que los imputados comparezcan continuamente ante un tribunal para conocer las distintas resoluciones dictadas en la ley.
Trabajan estrechamente con un abogado. En muchos procesos, su intervención es coercitiva y el imputado no puede comparecer en su favor. Sin embargo, determinados procedimientos no requieren la designación de un procurador, y en la práctica es común ser representado por el mismo abogado responsable de la dirección legal del proceso.
El procurador garantiza que haya igualdad de derechos del cliente frente a las complejidades del proceso legal, para que el cliente no pierda la capacidad de ejercer los derechos (que el procedimiento se lleve a cabo en tiempo y forma acordada, para presentar una apelación, para evitar la posibilidad de ser excluido del procedimiento).
Es responsabilidad del procurador asegurarse de que el proceso se lleve a cabo correctamente y evitar dilaciones y obstáculos que puedan prolongar el proceso.